La “Señorita” es un de las abejas nativas de Bolivia. Pequeñas abejas sin aguijón que forman colonias conformadas por 2.000 a 5.000 abejas. Cada colonia dispone de tres castas: la reina, las obreras y los machos o zánganos. Su organización social está regida por la reina, que es la única reproductora de la colonia. Las obreras, de 4 a 5 mm de longitud, tienen cabeza y tórax negro brillante, cuerpo delgado y abdomen amarillo. Las tibias de las patas poseen una canasta para el polen. Los machos no tienen canasta, son algo mayores, presentan líneas o manchas amarillas en la cara y se encargan de defender la colonia. Estas abejas nidifican en cavidades de troncos de árboles o en muros. La entrada del nido es un tubo construido con cera blanda.
Como el resto de las abejas, las Señoritas producen miel, muy apreciada para la alimentación, sin embargo, además de esta función, la importancia de las abejas es enorme para el funcionamiento de los ecosistemas. Son consideradas una especie clave por su importante función como polinizadores, lo que significa que su desaparición pondría en peligro el equilibrio de todo el ecosistema, incluso se considera que si todas las especies de abejas desapareciesen, los ecosistemas globales de todo el mundo tardarían sólo 3 años en colapsar por completo.
Las abejas son los polinizadores más conocidos. Un grupo de especies cuyos miembros vuelan, saltan y se deslizan de flor en flor para permitir que las plantas se reproduzcan, incluyendo aquéllas que suponen más de un tercio de la producción mundial de cultivos alimentarios. La ausencia de las abejas supondría eliminar gran cantidad de alimentos de nuestras dietas.
Pese a su importancia, las abejas nativas están desapareciendo como consecuencia del cambio del uso del suelo para la expansión de la agricultura y ganadería, el uso de plaguicidas y el cambio climático, que altera los períodos de floración.
Las abejas son un indicador de que los ecosistemas funcionan bien. Fomentar la existencia comunidades sanas de polinizadores - una labor que realizan también las mariposas, escarabajos, pájaros, murciélagos y otros animales - implica asegurarles la diversidad de hábitats, así como apoyar las prácticas agrícolas tradicionales que los beneficien.
Un mundo sin polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos y, a largo plazo, sin seguridad alimentaria.